Escoria

Cada ocaso es rojo sangre para mí, entre las multitudes solo distingo a la escoria.
Vagan libres por las arterias de un mundo que no puede más que padecer el cruel embate de la enfermedad que corroe sus negras entrañas.
Rostros ocultos tras una red de mentiras que tejen un velo el cual solo yo puedo ver.

Cada aliento es un don no merecido que vicia el hediendo aire que respiro.
El mareo, esta repulsión, es algo que no puedo controlar.

Profanadores de purezas impolutas, la inocencia de otro ser ya no tomarán.

Nunca más.

Me escabulliré entre los ojos de la ciudad cubierto por el manto de la noche que me abraza.

Hoy lo siento arder.

Purificación, hoy la siento arder.
Toda redención rechazada.

Llevare a sus puertas,
pesadillas incontables.
Castigo eterno en vida
encarnado en mi.

Perdóname por mis acciones, hoy voy a pecar.
Perdona todos mis pecados pero voy a matar
toda mi humanidad erradicada

No pasarán por el umbral de la muerte en un solo paso.
Una larga caminata nos espera entre las columnas de la sala del dolor.

Cada aliento es un don no merecido que vicia el hediendo aire que respiro.
El mareo, esta repulsión, es algo que no puedo controlar